Jadolí, un reciente crimen contra la humanidad en el Cáucaso

Jadolí, un reciente crimen contra la humanidad en el Cáucaso.

Jesús López-Medel Báscones.
Ex Presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Democracia y Ayuda Humanitaria de la OSCE (PA)

En 1991 fue exterminada la población de Jadoly, en Azerbaiyan. Es uno de los genocidios “menores”, poco divulgados, que se deberían conocer e investigar.
RESUMEN
Con una introducción referida a los genocidios en general y reivindicando que, junto a los más relevantes -los más trágicos y criminales en número e inhumanidad-, hay otros mucho menos divulgados pero que deben investigarse y difundirse, entre los cuales está uno acontecido en el Cáucaso. Jadoly era un pequeña población situada en Nagorno Karabaj, zona montañosa perteneciente a Azerbaiyan pero que estaba siendo invadida por Armenia. Allí se produjo una masacre cruel y muy generalizada de la población civil. En definitiva, un genocidio. Ello tuvo lugar en el contexto de la desintegración de la URSS en 1991. Es uno de los conflictos congelados que dejó el deshielo de la Unión Soviética. Casi 30 años después, con miles de muertos en la zona, un millón de desplazados y unas todavía frecuentes agresiones reciprocas, la comunidad internacional, pese a los intentos de la OSCE y el grupo de Minsk, el conflicto sigue vigente.
PALABRAS CLAVES.
Genocidios. Cáucaso. Jadoly. Azerbaiyan. Armenia. Nagorno Karabaj. Unión Soviética. Conflicto congelado. OSCE. Grupo de Minsk
ABSTRACT
With an introduction referring to genocides in general and claiming that beside to the most relevant ones – the most tragic and criminal in number and inhumanity – there are others much less disclosed but that should be investigated and disseminated, there is one that happened in the Caucasus. Khojaly was a small town located in Nagorny-Karabakh, a mountainous area belonging to Azerbaijan but being invaded by Armenia. There was a cruel and widespread massacre of the civilian population. In short, a genocide. It was happened in the context of the disintegration of the USSR in 1991. It is one of the “frozen conflicts” left by the thawing of the Soviet Union. Almost 20 years later, with thousands of deaths in the area, a million displaced people and still frequent mutual aggression, the international community, despite the OSCE and the Minsk Group, the conflict is still active.
KEYWORDS
Genocides. Caucasus. Khojaly. Azerbaiyan. Armenia. Nagorny-Karabakh. Unión Soviet Unión. Frozen Conflict. OSCE. Minsk Group
I. GENOCIDIOS MAYORES Y MENORES: TODOS SON GENOCIDIOS
La crueldad humana forma parte de la historia y, al tiempo de un presente muy cercano, que siempre tiene el riesgo de rebrotar a nivel masivo. Así, los genocidios abundaron durante el siglo que dejamos atrás hace veinte años.
Desde el genocidio de armenios provocado por los turcos hace un siglo; el holodomor o la hambruna de ucranianos causada por Stalin, autor también de otras matanzas masivas como la hambruna en Kazajstan (tapada por este país) como la de también como la Katyn en Polonia, el horrible Holocausto de judíos por el nazismo germano, el de Bosnia frente a musulmanes con el horror especial de Srebrenica hace solo veinticinco años años, a muchos otros de la segunda etapa del siglo que acontecieron en otros continentes.
Así, el caso del exterminio de indígenas en Guatemala por el ejercito; el causado en Camboya frente a vietnamitas; el de Ruanda sufrido por los tutsis; el de Congo, e incluso ya en este siglo, el de Darfur provocado por Sudan. En todos ellos, hay centenares, miles o millones de asesinados por razón de un elemento común de las víctimas: su identidad nacional, étnica, religiosa, etc.[1]
Junto a esta relación, acaso no completa, de grandes matanzas colectivas, hay otras menores, por el número de victimas o porque no han tenido una difusión verdaderamente internacional pero que constituyen auténticos genocidios que deben ser conocidos pues no sólo son historia sino porque también ayudan a entender el presente que, en no pocos casos, se alimenta de la herida causada en otro tiempo. Y esa es una de las finalidades de este trabajo: recuperar, como lección de historia, esos otros genocidios o matanzas (particularmente uno) de los cuales pueden y deben sacarse lecciones de los límites en acciones bélicas, sin que en ningún caso, la geoestrategia de los intereses y las acciones bélicas permitan esas locuras inhumanas, particularmente cuando gran parte de las victimas de tales muertes y aberraciones son población civil no combatientes.
Tras haber hablado W. Churchill de “crímenes sin nombre”, el judío Raphael Lemkin, creador del concepto de genocidio lo había definido antes, en 1944, como: “La puesta en práctica de acciones coordinadas que tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de los grupos nacionales, con la finalidad de su aniquilamiento”. Vahakn Dadrian definiría en 1975 al genocidio como:»… intento exitoso de un grupo dominante investido con autoridad formal y/o con acceso preponderante a los recursos globales de poder, para reducir por coerción o violencia letal el número de un grupo minoritario, cuyo exterminio final es esperado como deseable y útil…”.
Asimismo, no puede dejar de citarse la Convención para la prevención y la sanción del crimen de genocidio adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948 que entró
en vigor el 12 de enero de 1951 y cuyo artículo 2. a), b) y c) expresa que: En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, cometidos con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal: Matanza de miembros del grupo; atentado grave contra la integridad física o mental de los miembros del grupo o sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial.[2]
Ciertamente en todo proceso de enfrentamiento, (aunque no necesariamente de confrontación con cierta igualdad), hay caldo de cultivo para que el odio llevado a sus últimas consecuencias nacionalistas, étnicas, religiosas, etc produzca unas matanzas masivas y sin límite en localidades que quedaron inexistentes y cuyo olor es solo de la muerte provocada por odio.
Personalmente tengo una experiencia de haber visitado un pueblo francés, Oradour-sur-Glane, que aún en el contexto de una Guerra Mundial como fue la del 1939-45, fue devastado en todos sus habitantes por la acción criminal del nazismo, tan sólo cinco días después del desembarco de las fuerzas estadounidenses en Normandía. La percepcion sensorial y de vibraciones cuando se recorre esa pequeña villa en el que fueron asesinadas todas las familias, conmueve y agita las conciencias de cualquier persona, como sucede quien visita un campo de concentración (mejor llamarles de exterminio) nazi o el Museo del Holocausto en Jerusalem.
En el caso de esa localidad francesa mencionada, el exterminio fue total. Mas mujeres (245) y niños (201), esto es lo más vulnerables e indefensos, incluso que hombres (190)[3]. La brutalidad y crueldad humana contra una población civil indefensa y que militarmente era irrelevante, impacta en cualquier visitante que se acerca a la zona de Limousin y que queda abatido por el silencio profundo que golpea la conciencia de una persona que por entre esas ruinas pasea abatido y en profundo silencio.
Hay otro semejante en su alcance aunque mucho menos conocido, por la lejanía e intereses en taparlo, que aconteció hace muy pocos años, tal y como tiene aspecto de convertirse en el que acontece en el agujero abierto en el este de Ucrania tras la rápida ocupación de Crimea por la Federación Rusa y en constante situación de conflicto en zonas como Donesk y Lugansk. Intercambios producidos de prisioneros algunas veces entre Azerbaiyan y Armenia, atisban, acaso, que tal vez unos futuros comicios en esas regiones pudiese ser pórtico para una solución pacífica según promueve el denominado Grupo de Minsk en el seno de la OSCE. En todo caso, el conflicto dura ya más de 28 años.
II. EL GRAVE CONFLICTO EN EL CAUCASO TRAS LA DESINTEGRACIÓN DE LA URSS. NAGORNO KARABAJ COMO FOCO.
El centro de este trabajo trata de lo acontecido hace casi treinta años, en el ámbito territorial ex soviético, en una zona montañosa de Azerbaiyan donde se mantiene vivo todavía ahora un conflicto de esos que en ese espacio territorial amplio ex-soviético, son denominados “congelados”. Es conocido por el nombre de la región de Nagorno Karabaj de 11.500 kms2. Concretamente, hemos de centrarnos aquí a los hechos producidos en una localidad azerí llamada Jadoly, con un número semejante de personas exterminadas que en el mencionado pueblo francés antes recordado y siempre a recordar.
En febrero de 1992, mientras que los atletas ultimaban su preparación para las inminentes Olimpiadas, la URSS se acababa de suicidar y pasar a mejor (o peor, según no pocos rusos) vida. En los juegos de Barcelona, no hubo bandera que representase de modo común los que antes desfilaban bajo la insignia de la cruz y el martillo. En su lugar, los Estados resultantes de la descomposición (salvo los bálticos) desfilarían –y no militarmente- bajo una bandera que era representativa de la idea de no land . “Equipo unificado” era el nombre que representó a aquellos atletas de unas Repúblicas ex-unidas o unificadas a la fuerza que se habían quedado huérfanas o liberadas, según los casos, de la madre-madrastra patria. Entre ellas, Azerbaiyan y Armenia, sangrientamente enfrentadas entre sí.
Entre estos dos Estados surgidos tras la explosión de la Unión Soviética y que acudirían al estadio olímpico de Montjuic en Barcelona, bajo esa común bandera blanca -acaso de rendición o petición de compasión- con los aros olímpicos entrelazados y su noble ideario, en aquel momento había un conflicto bélico. Nagorno Karabaj es el nombre de la zona en disputa y el pueblo arrasado tenía el nombre de Jadolí y estaba, como toda la región montañosa, bajo la soberanía de Azerbaiyan. Merece recomendarse en este punto, aunque se ha escrito escasamente -y menos de modo imparcial- sobre la región, un libro con muy buena prosa “The Black Garden” que es precisamente la traducción etimológica de “Karabak” (“qara”, negro;“baj”, jardín)[4].
Dejo a un lado en este trabajo los debates acerca de a quien pertenecía esta zona en la edad antigua: si al imperio otomano o a Persia. Son cuestiones históricas muy lejanas en el tiempo y estériles en la actualidad y, además, siempre condicionada la respuesta según la fuente que se tome. También quiero dejar a un lado, para no contagiar este estudio, lo que desde algunas fuentes fue lo acontecido supuesta y falsamente alimentado por la venganza (pues es ya muy lejana en el tiempo) de armenios, con una base indudablemente cristiana, respecto lo que el entonces Turquía (siempre con excelentes relaciones religiosas, culturales, etc. con Azerbaiyan) les infringió hace ahora un siglo. El resultado fue un gran genocidio, no sólo por un millón y medio de muertos como, aun más, por la expulsión de armenios y su diáspora por muchos sitios del mundo, donde tomarían, posteriormente y en no pocos lugares, posiciones de influencia.
A su vez quiero alejarme de las posiciones más extremas desde algunos planteamientos azeríes que, como consecuencia de esa tragedia, han dedicado una parte de esfuerzos para generalizar e identificar la imagen de los armenios con un pueblo terrorista cruel y desalmado casi antropológicamente. Incluso se introducen elementos religiosos, casi de odio, como para calificar la invasión y la acción despiadada de Armenia en la pequeña aldea de Karabaj[5].
Esas exageraciones o distorsiones generadoras de un sentimiento antiarmenio (cuyo sustrato es precisamente Jadoly) no nos ofrecen credibilidad más allá del rencor o la distorsión. Lo correcto es intentar recordar y analizar un hecho histórico que fue una masacre colectiva por razón de una misma identidad de los afectados: la nacionalidad azerí de aquellos que fueron asesinados a sangre fría cuando intentaban salvarse, produciéndose torturas y mutilaciones. Existen suficientes motivos para concluir que el gobierno de la República de Armenia en 1992 fue responsable de violaciones graves del derecho internacional humanitario y de derechos humanos que suponen crímenes de derecho internacional.
Antes de llegar a la evocación de la tragedia genocida de Jadolí, hay que situar el contexto mas cercano de ese conflicto. Ya desde la esfera soviética en 1920, Nagorno Karabaj se incorporo tres años después a la República de Azerbaiyan con el estatus de región autónoma. En ella, existía de siempre una población no escasa de armenios y la convivencia, en general, con los azeríes no fue ni mucho menos convulsa hasta un momento determinado cercano a la implosión. Incluso la región era valorada como un lugar donde convivieron con bastante armonía musulmanes y cristianos, aunque el conflicto que surgiría no tenía el calificativo de religioso sino de extensión territorial armenia.
Sucedió en la última parte del siglo el desmoronamiento de la URSS cuando el colapso de lo que era o había sido un gran imperio, surgido tras una revolución centenaria en Petrogrado e irradiada rápidamente, estalló por los aires.
En 1985 Mijail Gorbachov, elegido en marzo Secretario General del PCUS, se pondría al frente de una nave que hacía aguas por varios frentes. Una economía en estado lamentable, un sector productivo ineficaz, una grandes tensiones territoriales y un ejercito entrampado y fracasado en Afganistan, eran algunas de las claves. En las tensiones entre las reformas impulsadas por Gorbachov, el primer y único presidente de la URSS, y los sectores conservadores del comunismo ortodoxo, muy bien instalados en todas las instancias de poder, esos años fueron vertiginosos y el poder, supuestamente sólido del partido único y todos sus tentáculos, se reveló desbordado por los acontecimientos que sucedieron de modo vertiginoso.
En ese contexto, se evidenció un problema territorial que no se supo o no se pudo abordar desde Moscú, superado a si mismo. En efecto, en 1988 se manifestó la primera gran crisis a nivel institucional con ocasión de Nagorno Karabaj. Ya el año anterior habían surgido algunas tensiones y desde la capital armenia, Yerevan, se fueron sucediendo y promoviendo importantes manifestaciones de reivindicación de Nagorno Karabaj.
Pero sería el año siguiente, concretamente el 20 de febrero, cuando el Soviet local de lo que era una región autónoma, algo así como un Parlamento regional, aprobó una solicitud de incorporación a Armenia. Esto sería rechazado desde Bakú y también desde Moscú. En todo caso, resulta evidente que el activismo de las autoridades armenias y las movilizaciones que se hicieron con frecuentes movilizaciones populares en Yerevan fueron fundamentales para la creación de ese clima de aliento al secesionismo de un territorio que formaba parte de un Estado soberano, Azerbaiyan.
Sería alentada en aquellos años convulsos en Moscú la confrontación por las autoridades armenias en unos momentos en que mientras que el régimen soviético se tambaleaba en una tormenta que podía hundirle, como así sucedió, las repúblicas que la integraban no tenían todavía soberanía.
La pretendida declaración del Parlamento autónomo de la región vulneraba la Constitución soviética cuyo artículo 78 restringía notablemente las alteraciones de fronteras dentro de las Repúblicas soviéticas. También la propia Constitución de Azerbaiyan contenía en aquel tiempo una disposición (artículo 70) sobre ese territorio, vetando y declarando inadmisible cualquier supuesto pretensión de trasvase de esa zona a Armenia. A estos impedimentos legales, les serían añadidos los temores desde el Kremlin, azorado por las tensiones territoriales, de que en una situación de expansión de demandas nacionalistas e incluso soberanistas, lo de Nagorno Karabaj pudiese constituir un peligroso precedente de desintegraciones territoriales incluso locales.
Al desafío de los representantes pro armenios de Nagorno Karabaj, desde Baku se respondió suspendiendo la autonomía de la región. Pero junto al muy discutible acierto de esta medida, la mecha ya cargada se iría extendiendo y del peor modo: con violencia. Dos días después ya hubo enfrentamientos en Askeram con el resultado de diez muertos. A partir de ahí, las sucesión de actos de violencia no fue aplacada ni siquiera con la intervención del ejército soviético, aunque era el estamento militar muy diezmado con el final de su presencia de fracaso en Afganistán .
Fueron muy frecuentes las tensiones y los enfrentamientos entre ambos bandos, en lo cuales sería decisiva la intervención progresiva del ejercito armenio invadiendo un territorio que estaba, por muchas que fuesen las reivindicaciones de los separatistas, bajo la soberanía de un Estado que estaba siendo agredido en sus fronteras. Por otra parte, la ya muy vacilante Unión Soviética, pasaría a tomar un cierto control sobre la zona pero esto era verdaderamente un descontrol que lo único que hacía era favorecer a los insurgentes armenios.
En todo caso, para entender la posición de Rusia respecto Azerbaiyan y el especial mal recuerdo también en este país hacia Mijail Gorbachov y después dado que cuando el principal desenlace de esa invasión armenia ya era no la URSS sino la Federación Rusa y Yeltsein su dirigente, debe recordarse que Azerbaiyan fue una de las naciones que no se sentían a gusto bajo el imperio zarista y a la manera de partisanos lucharon para instaurar su independencia que sería efímera…hasta que llegó el ejercito rojo.
Tras ello, en los años veinte del pasado siglo, los azeríes también se significaron contra la sucesiva invasión de las tropas bolcheviques, enviadas desde Moscú. La dureza de la represión roja fue dirigida por un Comisario para el Cáucaso, Stepan Shaumyan, curiosamente de origen armenio, designado por Lenin. Fueron miles de azeríes los asesinados por el ejercito de Moscú por todo el país, llegándose a instaurar, tras la independencia en 1991, como el Día del genocidio, el 31 de marzo. Luego llegaría Jadoly en 1992.
Precisamente esa fuerte agresión soviética hizo que el sentimiento recíproco de algo más que recelo entre Azerbaiyan y Rusia tuviera reflejo, más de setenta años después, en la actitud rusa hacia la identidad azerí que precisamente, en la primavera de 1991, muy pocos meses antes del golpe de Estado contra Gorbachov, sufrió una represión importante en Bakú promovida por el ejercito comunista central para aplacar reivindicaciones nacionalistas, igual que sucedió casi al mismo tiempo en Vilnius (Lituania).
Asimismo, la actitud titubeante de Gorbachov sobre el conflicto de Nagorno Karabaj se manifestaba en que en un momento de eclosión de la confrontación de dos Estados, el dirigente soviético calificó en el Politburó como inaceptables las pretensiones de Armenia pero al tiempo subrayaba la presencia de medio millón de personas en las manifestaciones de Yerevan, el sentido compacto de los armenios y, sobre todo, que en estos no había posiciones antisoviéticas, como si que había en Azerbaiyan
Ese año 1991, el último año de existencia de la URSS, llegaría con un gran número de tensiones territoriales y específicamente en esta zona en lo que era una guerra abierta en la que dos Repúblicas, la de Armenia y Azerbaiyan, que estaban contendiendo con una violencia creciente y una capacidad generadora de odio que anunciaba lo peor.
LA MASACRE DE JADOLY.
La situación fue desembocando en más y más muertos en diversas localidades de la región montañosa caucásica. Jadoly fue una muy especial, donde el 26 de febrero de 1992 se cometió una matanza llena de crueldad, convirtiendo el amanecer en una negritud propia de la sangre de muchas personas. No fue algo improvisado sino adecuadamente planificado para una destrucción en la que, más allá de un conflicto armado sobre una porción de terreno, fue una manifestación llena de odio. Un genocidio.
La investigación oficial realizada estimó que concurrían en los ataques contra civiles indefensos en Jadoly diversos elementos del delito de genocidio, tal como se definen en el Derecho Ínternacional, en particular la antes citada Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
Según los resultados de la investigación, se consideraba que concurrían diversos elementos para mantener los cargos de genocidio con respecto a los delitos cometidos en Jolady: prueba clara y convincente de la intención de destruir un grupo en su totalidad o en parte; el hecho de que la destrucción que tuvo lugar en esa población fue lo suficientemente «significativa» como para afectar al grupo definido en su conjunto y, asimismo, el delito cometido dentro de una localidad geográfica específica.
Aún en los hechos de conflicto bélico hay reglas humanitarias básicas que vienen fijadas en los protocolos de la Convención de Ginebra[6]. En el caso de lo acontecido en esa pequeña ciudad tales principios fue flagrantemente vulnerados, particularmente en lo que se refiere a la pretensión y exigencia legal de minimizar los ataques a la población civil. Esto no se respetó en el ataque a esa localidad.
Esta tenía pocos años antes 2.000 habitantes pero esta cifra había pasado en solo 4 años a 6.000, cifra que según iba siendo sitiada la ciudad, se redujo a la mitad, continuando aquellos su peregrinaje como desplazados. Ello no era sino el resultado de unos elevadísimos índices de movimientos, sobre todo de azeríes, que como consecuencia del estrechamiento del territorio tenían que huir de sus localidades de origen en la medida en que las tropas armenias (con algo de apoyo ruso) iban ocupando ciudades. Este tema de los desplazados (en el caso de Nagorno Karabaj son un millón de personas), siendo tales elementos apenas apreciados o valorados con frecuencia en los desastres bélicos o humanitarios.
Ya desde hacía unos meses, Jadoly se estaba quedando aislada, al cortarse la comunicación con Agdam. Eso dio lugar a nuevos desplazamientos y a que la población bajase a la mitad. Ese bloqueo de cuatro meses, desde octubre del año anterior, había producido desabastecimiento de comida y enseres básicos al igual que cortes de gas y electricidad. Los testimonios son claros[7] [8] [9].
Poco a poco, los armenios fueron haciendo imposible moverse. Bloquearon la Torre Askeran. Fue a través de esta torre (un arco se encontraba debajo) que el tráfico se dirigió a Shusha desde Askeran. La torre había estado allí durante 250 años. Poco a poco, Jojady fue quedando aislada.
Meshali, Jamilli, Karkijahan y Kosalar eran aldeas satélites de Jodaly y fueron tomadas por armenios. El 15 de diciembre de 1991 ocuparon Jamilli. El 23 de diciembre de 1991 quemaron Meshali y el 28 de diciembre de 1991 fue incendiada Kosalar, muriendo muchas personas como resultado de ello.
Sería progresivo y rápido el encogimiento de Jolady y se empezó a temer que esta pequeña localidad estaba cercada. En la mente de los militares armenios de alta graduación se planificaba lo que poco después sucedería. El 28 de enero de 1992, Armenia derribó un helicóptero en ruta desde Aghdam a Shusha, bloqueando efectivamente las rutas aéreas. Sin tráfico aéreo y con carreteras bloqueadas, Jodaly fue aislada completamente. Sin suministros, pronto hubo una falta de agua y electricidad, así como ausencia de alimentos.
La defensa de la ciudad era bastante limitada con apenas unas decenas de soldados azeríes y cuyo armamento era muy escaso frente al potencial armenio concentrado, muy desproporcionado si el fin era sólo conseguir ocupar militarmente un pequeño pueblo, y que contaban, además, con la ayuda de militares y soldados rusos (la URSS había ya desaparecido aunque todo era un caos), desprovistos de uniformes de su país de origen aunque de inequívoca procedencia.
El atardecer ya oscuro del 25 de febrero fue inquietante por inusualmente tranquilo; no hubo disparos. Parecía se estaban haciendo preparativos. Jolady era la única aldea azerbaiyana que quedaba. Tenían poca comida y escasas armas. No había atención médica, pero sí heridos, ancianos y enfermos. En la noche y madrugada que le seguiría, los ataques se intensificaron y ardieron numerosas casas, provocando pánicos de huida. Toda la población era civil. Los disparos intensivos de los atacantes desde diferentes direcciones comenzaron a las 11 p.m. Tenían equipo militar de alto nivel y los azeríes unos escasos rifles básicos. Había caos. Se tuvo que dejar atrás 100 personas y cuerpos heridos e intentar salvarse.
Lo que fue determinante de la barbarie fue la extensión de un rumor de que los armenios habían abierto un corredor para la evacuación de la población. Unos pocos desconfiaron y huyeron a las montañas. Allí algunos quedaron congelados por el invierno de la zona, además en un territorio montañoso en una noche gélida de febrero.
No obstante, buena parte de la población creyó ilusamente que ese corredor para salir de Jadoly era su salvación cuando ese ese tramo fue verdaderamente la puerta que les conducía a la muerte y, en no pocos casos, a una forma posterior de degeneración humana y sufrimiento.
No parecería una acción puramente bélica sino algo planificado para aniquilar una población, realizándose una matanza masiva de todos aquellos que aparentemente creían buscar su salvación por ese pasillo abierto y huir. El asesinato de civiles fue muy masivo e incluso, como se apuntó, acompañado de actos crueles y de depravación sobre los ya muertos, con notable aniquilación de familias completas e incluso carnicerías sobre seres muertos. En aquel momento, las cifras más fiables eran que en ese “pasillo a la muerte” fueron asesinados 613 civiles entre los que se incluyen 106 mujeres y 63 niños. Miles quedarían heridos y algo mas de 1.200 fueron apresados, siendo posteriormente varios de ellos torturados o declarados “desaparecidos”.
Si la cifra de muertos en el conflicto de Nagorno Karabaj, tanto anterior como posterior son de varios miles (de 20.000 a 30.000 personas), Jodaly tiene una importancia simbólica, sobre todo, la crueldad desplegada sobre la población con actos de barbarie inhumana. Las mutilaciones llegaron a constituir no sólo locuras transitorias sino incluso algo más, sirviendo hasta de trofeos lo arrancado o cortado de cuerpos humanos. Representa algo más que un momento en un conflicto entre dos Estados ya soberanos.
Desde fuentes armenias, se ha pretendido relativizar aquella tragedia afirmando que se trataba de operaciones militares y que fue supuestamente la población civil la que se mezcló con soldados azeríes que utilizaban ese pasillo, sin que se pudieran diferenciar. Esa interpretación no es en modo alguno verosímil ni convincente tratándose de unas ráfagas de metrallas indiscriminadas y siendo muy escasas, como señalábamos, las tropas que defendían Jadoly del asedio final.
Fue este el episodio culminante del proceso que en los dos años siguientes continuaría el conflicto donde nada, ni normas internacionales, lograban detener. Inocuas, como tantas otras veces, fueron la cuatro resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, números 822, 853, 874 y 884 todas ellas de 1993, condenando el uso de la fuerza y la ocupación de los territorios de Azerbaiyan, reafirmando la integridad de este Estado sobre todo su territorio.
En el mismo sentido, y de modo igualmente inútiles han sido los pronunciamientos de otros organismos internacionales, entre ellos, la OSCE, el Parlamento Europeo o Human Right Watch, entre otros. Incluso el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en su sentencia de 22 de abril de 2010 señaló en particular lo siguiente: “Parece que los informes disponibles de fuentes independientes indican que en el momento de la captura de Khojaly en la noche del 25 al 26 de febrero de 1992, se informó que cientos de civiles de origen étnico azerbaiyano fueron asesinados, heridos o tomados como rehenes, durante su intento de huir del país. ciudad capturada, por combatientes armenios que atacan la ciudad “.
Con posterioridad, los armenios siguieron ganando posiciones con un ejercito mucho mejor armado y más organizado frente a unas fuerzas azeríes más desordenadas, reforzadas con guerrillas afganas que no aportaban la adecuada disciplina. Los años 92 y 93 fueron muy negativos para Azerbaiyan, asumiendo entonces, concretamente en octubre, Aliev la presidencia de Azerbaiyan, momento en el cual fue un acicate para intentar recuperar posiciones. Sin embargo, todo estaba perdido.
El resultado sigue sigo desalentador. Periódicamente, las “instituciones” de Nagorno Karabaj publican la lista de incidentes en la zona limítrofe. Pero la diplomacia sigue siendo un fracaso pues durando ya la tregua casi tres décadas, sin embargo cada año siguen muriendo decenas de personas en la frontera con la exrepública soviética de Azerbaiyán. El limbo en el que permanece, no solo la normalidad sigue siendo inalcanzable sino que incluso a nivel internacional no hay ni un solo Estado del mundo –ni siquiera Armenia- que haya dado su reconocimiento internacional a esta anomalía que sigue estancada, como Transnitria (en Moldavia) y otras, como conflicto congelado pero, en este caso, con un riego latente de resurgimiento.
Los hechos fueron recogidos eso días de marzo de 1992 con verdad en crónicas periodísticas publicadas esos días en muy diversos medios informativos del mundo. Y por solo expresar varias, deben mencionarse algunos titulares: “Colinas de basura de cadáveres en Khadoly” (The Times); “Masacre de armenios” (New Yotk Times); “La incursión armenia deja a los azeríes muertos o huyendo” (Washington Post); “El ejercito deja a Karabaj para sus asesinatos” (The Guardian); “Jodaly, esa noche aún no ha terminado” (Komsomolskaya Pravda); “Cadáveres esparcidos sobre los campos de exterminio de Nagorno Karabaj (The Irish Times), “La tragedia de Karabaj” (Trud); “Karabaj cae presa de la venganza”((the independent); “El rostro de una masacre” (Newsweek), etc.
La recuperación y el mantenimiento de la memoria histórica hizo que en ciudades de otros países se construyesen monumentos recordando o acontecido en Jodaly, como es el caso de La Haya, Berlin, Sarajevo, Ciudad de México, Ankara, Estambul y otras cinco ciudades turcas más.
La actividad diplomática de Azerbaiyan en el mundo ha venido organizando actos y eventos de diverso tipo con la reivindicación de dar a conocer lo acontecido en marzo de 1992 en aquella pequeña aldea, manteniendo viva la memoria de esto y difundiendo lo que aconteció. En todo caso, los mayores éxitos han sido el reconocimiento y aprobación por Parlamentos de diversos Estados, declaraciones institucionales sobre Jadoly.
Es el caso de Bosnia-Herzegovina, Colombia, República Checa, Honduras, Jordania, México, Pakistán, Panamá, Perú, Rumanía, Sudán, Yibuti, Guatemala, Paraguay, Eslovenia y, dentro del Reino Unido, el Parlamento de Escocia y nada menos que 22 Estados integrantes de EEUU, como son: Arkansas, Connecticut, Georgia, Hawai, Indiana, Nebranska, New Jersey, Nuevo Mexico, Oklahoma, Tennesse, Texas, West Virginia, Massachussetts, Maine, Arizona, Utha, Montana, Idaio, Minnessota, Mississippi, Nevada .
Jesús López-Medel Báscones. Ex Presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Democracia y Ayuda Humanitaria de la OSCE (PA) y autor del libro A long quest for freedom. Fifteen ex soviet states in search of their individual identity
 
BIBLIOGRAFÍA
[1]El siglo de los genocidios: violencias, masacres y procesos genocidas desde Armenia a Ruanda. Bernard Brunetau. Alianza Editorial 2006.
[2]Tratado de Derecho Penal Internacional. Gerhad Werle& Florian Jessberguer. Tirant LoBlanch 3ª Edición. 2017.
[3]Les obres D´Oradour. Jean PaulPicaper. Archipel 2014.
[4]Black Garden: Armenia and Azerbaijan throught Peace and war. Thomas de Waal. NYU Press. 2004.
[5]Secrets of a “christian” terrorist state. Samuel A. Weems. St John Press. 2002.
[6]La protección de la persona y el principio de humanidad en el siglo XXI. Tirant Lo Blach-Cruz Roja. Coordinadores: Jose Luis Rodriguez Villasante/ Joaquín López Sanchez. 2012
[7]Azerbaijan diary. Thomas Goltz. Routledge 1999
[8]Khojali witness of a war crime. Armenia in the dock. Ithaca Press. London 2014.
[9]Kholaddy Genocide. Heydar Aliyev Fundatión. Baku. 2015
 

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