Las Grandes Crisis Son Expresión de Cambios de Época

Autor:Josep Mª Pascual Esteve.
Director de Estrategias de Calidad Urbana. Coordinador de AERYC.
En el artículo se distinguen las crisis cíclicas de las crisis estructurales. Las crisis estructurales se caracterizan por las mutaciones que producen en los siguientes niveles del complejo social: estructura económica y estructura social, sistema energético y tecnológico, modo de gobernación de la sociedad, geoestrategia internacional. Es decir que son crisis societarias, y constituye un gran error tratarlas como simples crisis económico-financieras. Se analizan las crisis estructurales europeas más recientes, y sus impactos en la estructuración de la sociedad. Se muestra que la crisis estructural actual 2007-201? se debe a las decisiones equivocadas para organizar social e institucionalmente, la emergencia de la sociedad de la información y el conocimiento  que se inicia con las crisis del petróleo 1973 – 1983. Concluye que la política de la U. E. para afrontar la crisis actual y sus escenarios y recursos esta siendo de nuevo equivocada para canalizar a la nueva economía y sociedad emergente, lo que, en el caso de no corregirse, la crisis no sólo continuará sino que se profundizará.
1- Las grandes crisis son la manifestación de cambios estructurales.
La finalidad de este artículo es mostrar que todas las grandes crisis han sido expresión de grandes mutaciones, no sólo económicas o energéticas, sino también y fundamentalmente sociales e institucionales, territoriales y geoestratégicas; y en este contexto identificar las principales mutaciones y contradicciones  económicas, sociales e institucionales que han comportado las grandes crisis de la economía capitalista desde finales del siglo XIX hasta la actual denominada: Gran Recesión. Se muestra además que de las respuestas que se adoptan en los diferentes niveles de gobierno, para conducir la crisis, depende el escenario o modelo de ciudad, región o continente posterior a la crisis con el que nos encontraremos.
Para ello es preciso comenzar por avanzar tres tesis, bien fundamentadas en las ciencias sociales:
– Existen dos tipos de crisis en las economías de mercado, las crisis de corta duración o cíclicas, y las crisis intensas y largas comportan un cambio estructural en el escenario económico, social e institucional y geoestratégico[1].
– Las crisis económicas importantes son crisis societarias[2] dado que la economía es una actividad esencial pero interdependiente de los procesos sociales e institucionales.
– Las grandes crisis aparecen o se hacen socialmente relevantes como crisis económicas, al poner de manifiesto que peligra el sustento de las personas y colectividades: trabajo, remuneración, consumo, crédito, etc. pero la crisis no necesariamente la ha producido la economía o las finanzas sino que esta puede ser fruto, como en la actual crisis, de una quiebra social, institucional o de valores previa. Lo que esta claro es que todas las grandes crisis son crisis estructurales o societarias puesto que la economía se inserta y forma parte de un sistema social, institucional y espacial interdependiente.
1.1 Crisis cíclicas y grandes crisis.
Las crisis en las economías de mercado o economías capitalistas son frecuentes, pero es preciso distinguir entre las crisis cíclicas de corta duración y baja intensidad, y las grandes crisis de alta intensidad, y en general de larga duración. La gran diferencia es que la aparición de las grandes crisis es expresión de importantes contradicciones o, mejor dicho, de fuertes inadecuaciones entre grandes mutaciones energéticas, tecnológicas, económicas y sociales y su articulación en el entramado de la organización institucional, económica, social y territorial en la que se insertan, lo que que provocan toda una época de cambios en las estructuras económicas, sociales, geopolíticas, y de gobernación. Es decir, se produce un cambio en el modo de concebir la economía, la sociedad, el territorio o la política. Kart Polanyi[3] señaló que las grandes crisis significan un cambio en las teorias económicas y sociales, o lo que es lo mismo las grandes crisis comportan una mutación de nuestras percepciones sobre el entorno y nosotros mismos
Durante el siglo XIX encontramos muchas crisis cíclicas, fruto de pequeños desajustes entre los distintos ámbitos de la sociedad. Así por ejemplo la denominada primera gran crisis europea de 1848 fruto entre otros de la combinación de las malas cosechas por causa del frío y la humedad, y la crisis de sobreinversión debido al inicio del despliegue de las líneas de ferrocarril. A partir de 1848 se sucedieron periódicamente toda una serie de crisis debidas al exceso de producción y del coste de los productos industriales por encima de las posibilidades de la demanda (bajos salarios), que son consideradas crisis marxianas al corresponder sus características a las identificadas por K. Marx como crisis del capitalismo. La más conocida fue la crisis internacional de 1860 producida por la subida de los precios del algodón, que era la materia prima esencial de toda la industria textil, como consecuencia de la Guerra de Secesión norteamericana. Pero también encontramos en el siglo XIX una gran crisis, que se denomino la Larga Depresión y que duró de 1870 hasta 1896, es la crisis provocada por la emergencia de la segunda revolución industrial en el seno de las estructuras económicas, sociales e institucionales de la primera, cómo tendremos ocasión de explicar[4].
En el siglo XX nos encontramos con dos grandes crisis, la crisis del 29, que se prolongo hasta el curso 1939-40, y que condujo al modo de producción económico, social y espacial post-industrial, también denominado fordista, en conmemoración de modelo de industria fundado por Henry Ford, y que se caracterizó por las políticas keynesianas de impulso de la demanda a través del gasto público y, por la gran transformación del modo de gobernación, a través de la creación del estado del bienestar. En dicho siglo se produjo la denominada crisis del petróleo (con dos importantes alzas en el precio de los crudos: 1973, y 1979) que se alargo hasta el año 1983, que significo el fin de la época keynesiana, el inicio de la revolución de las tecnologías, y  de la información y comunicación, y tuvo como consecuencia la posterior caída de los estados del denominado socialismo real. En este siglo también encontramos  crisis de escasa incidencia como la europea del 92 provocada por la reunificación alemana y el cambio de paridades que provocó en el Sistema Monetario Europeo, y al iniciarse el siglo XXI, en el año 2000, apareció  la crisis de las “punto com”, como consecuencia del estallido de la burbuja de las empresas de internet, y por supuesto la Gran Recesión, que aparece como un derrumbe del sistema crediticio y financiero, y que conlleva grandes mutaciones geoestratégicas con la mejora de posiciones de las denominados países emergentes, en la reorganización de la Unión Europea y los estados nacionales, de los estados de bienestar social, en la economía y sociedad red, etc.
1.2 Las crisis económicas se insertan en el conjunto de interacciones sociales e institucionales: son crisis societarias.
Señalaba Ortega, conocer es descubrir (des-cubrir): sacar el “manto” que nos impide percibir con mayor claridad lo que acontece de manera más comprensiva y mejor contrastada. Esto el lo que acontece entre economía y sociedad, que son dos caras de una misma moneda, pero que aparecen fragmentadas.
La imbricación entre economía y sociedad tiene una larga tradición en ciencias sociales, desde su mismo inicio, A. Smith habla de la necesaria presencia de valores y sentimientos morales para que el mercado funcionase. Es habitual señalar a Karl Marx[5] y sus magistrales exposiciones de la interdependencia no sólo entre economía y sociedad, sino entre economía y cultura e ideología dando a la economía el papel determinante. O bien, las no menos magistrales de Max Weber[6] poniendo en la ideología y los valores el papel predominante. Esta tradición ha sido seguida por notables economistas Joseph Schumpeter, John M. Keynes, G. Myrdal, D. Putnam, y los recientes premios nobel de economía: Amartya Sen, Joseph Stiglitz, Douglas North, o Paul Krugman.
El prestigioso economista Karl Polanyi, destruyó con rigor conceptual e histórico lo que el domino la falacia de la economia de mercado y el solipsismo económico. Entendiendo por la primera el confundir toda la economía con la economía de mercado, y el segundo, una característica muy típica de la economía de mercado, que considera a toda la sociedad dominada por la economía y funcionando como un mercado en competencia. Polanyi, demuestra no sólo que la economía de mercado tiene una aparición bien delimitada temporalmente en la historia de la economía, y que los conceptos que elabora no son de aplicación para entender las otras modalidades de la economía, sino que muestra además la economía es un proceso institucionalizado de interacciones sociales, cuya función es ofrecer medios materiales para la satisfacción de las necesidades de la sociedad de la que forma parte[7].
En esta dirección, es muy recomendable el libro: “Las bases sociales de la economía” del reconocido sociólogo Pierre Bourdieu[8], en el que se pone de manifiesto que la economía es una construcción social, y que los mercados, las formas de producción, distribución y apropiación colectiva de los bienes de servicios sólo son comprensibles en función de la configuración de las relaciones sociales, y del universo de valores y significados en los que se desenvuelve. Las transacciones económicas son una dimensión más del funcionamiento de la sociedad en su conjunto.
En fin es evidente, que la producción de bienes y servicios, su comercialización, su distribución, y la apropiación del valor añadido generado, es decir el conjunto de la economía de mercado, depende todo de las relaciones establecidas, y de cómo son percibidas y valoradas, entre actores, empresarios, trabajadores y sectores de población. De la equidad o la inequidad en las relaciones, la confianza entre los actores, y de la capacidad o incapacidad de colaborar (es decir de formar redes o clusters) dependerá la competitividad económica o el despilfarro de recursos y por tanto el desarrollo o el atraso de una ciudad o un país.
Dado que la economía es una actividad vital del sistema de interacción social, se deduce que las crisis importantes son más que una simple recesión o depresión del crecimiento económico. Plantean reestructuraciones estructurales y profundas en la organización económica, social e institucional, así como en el sistema de pensamiento y representación de la sociedad, de la economía y de la política. Es por ello que las salidas a la crisis dependerán de los planteamientos y de las políticas con las que se aborden, y sepan canalizar los cambios o mutaciones que generan las grandes depresiones o recesiones en la dirección adecuada. Así la crisis del 29 dio lugar al Estado de Bienestar, y a una nueva estructura social y económica de las sociedades europeas, con el predominio del sector servicios, y de las denominadas clases medias. La crisis del petróleo originó el despliegue de las tecnologías de la información, la sociedad red, la economía informacional, pero también la mundialización de los mercados sin regulación institucional, y la dominancia de los valores individualistas y lucrativos.
1.3 Las grandes crisis societarias aparecen cómo como crisis económicas.
En efecto las grandes crisis societarias aparecen socialmente o se revelan inicialmente como crisis económicas o financieras:
Las crisis del siglo XIX fueron en su mayoría crisis de sobreproducción, debido a las grandes desigualdades sociales y a la pauperización creciente de amplios sectores de la población que no podían comprar lo que una economía industrial, cada vez más productiva, ponía en el mercado.
La crisis de 1929 apareció, como la del 2007, como una crisis financiera. Se inició en Estados Unidos a través de un comportamiento irresponsable de lo que hoy llamaríamos fondos de inversión, que se denominó “investiment trusth”. Para atraer clientes, se dieron grandes créditos con la garantía de los propios activos adquiridos, y al caer la bolsa, dichos activos se desvaloraron, y los fondos entraron en quiebra encontrándose los compradores sin dinero, ni garantías. La crisis continuó en el sistema bancario norteamericano, que quebró al intentar cobrar los bancos los préstamos hechos sin garantías suficientes. La crisis financiera fue el catalizador de una quiebra económica, social, o de gobernación o mejor dicho puso de relieve una gran crisis que se venía labrando como consecuencia de un gran incremento del paro, que contrastaba con el mantenimiento al alza de los salarios de las personas empleadas debido a la ampliación de las cuotas de poder de los sindicatos, y por otro lado la formación de monopolios y oligopolios que imponían sus precios al mercado. La flagrante impotencia del estado como regulador social, constreñida además por la dependencia de las monedas con el patrón-oro. La presión política y social que se veía sometida la organización democrática liberal, por un lado por los recientes países socialistas, y por otro por los crecientes partidos fascistas (que agrupaban a amplias masas de descontentos pos la situación de desigualdad y paro) unas alternativas reales al funcionamiento de la sociedad y la política liberal.
La actual crisis financiera[9], que posteriormente derivó en una gran contracción económica, constituye tan sólo la punta del iceberg de una crisis societaria y de organización de la economía europea, cuyo núcleo duro es una quiebra social, moral e institucional y de gobernación constituida por ocho elementos clave, que se describen en el capítulo posterior y que están en la base de la crisis financiera, y que aquí tan sólo se señalan:
Esquema de la Crisis Societaria
Esquema de la Crisis Societaria
El que sean las crisis económicas las que dan la señal de alarma que la sociedad y la política no funcionan, tiene una explicación sociológica. Se debe a que la economía constituye una actividad vital para la sociedad, justamente aquella que proporciona el sustento humano. Al fallar ampliamente el trabajo, al disminuir el poder adquisitivo de los salarios y las garantías sociales, al fallar el crédito, al perderse los ahorros, al dispararse los precios de servicios y productos básicos, etc. la reproducción de las condiciones de existencia humana tal como la vivimos se pone en peligro, y saltan las alarmas sociales, a pesar de que no sea la economía la causante directa de la crisis, sino que esta este determinada por las grandes mutaciones emergentes que entran en conflicto con las estructuras organizativas y regulatorias que fueron adoptadas en otras circunstancias.
1.4 Un peligro: tratar las crisis societarias como simples crisis económicas.
Se ha señalado que las crisis societarias aparecen inicialmente como crisis económicas, el gran peligro para la sociedad y en especial para su cohesión social y su calidad democrática es que no se descubra socialmente su carácter societario y sean tratadas como simples crisis económicas.
En efecto, no hay sólo una solución posible a las crisis económicas, siempre hay una pluralidad de ellas, en función de las perspectivas teóricas de las que se parta y del posicionamiento social e institucional de los actores. El no contemplar los distintos enfoques en base a su impacto social, institucional o cultural-moral  (sistema de valores) puede tener unas consecuencias sociales y políticas imprevisibles e indeseables, que pueden alargar la crisis societaria, o bien profundizarla, o construir un escenario futuro del todo rechazable. Así la política centrada en la reducción de la inflación, y el déficit público realizada por el gobierno alemán de… efectuada durante los años impacto en la ampliación del paro y la pobreza que generó la crisis del 29 preparo la victoria electoral del partido nazi. O bien las políticas de desvaloración o desregulación de lo público, el freno al estado del bienestar, y el renovado impulso de los valores centrados en el individualismo, el lucro y la competencia que se adoptaron para atajar las crisis del petróleo 1973-1983, llevaron al incremento de las desigualdades y a la desregulación financiera que provocaron la crisis no sólo financiera sino societaria iniciada en el 2007.
La solución a una crisis que revela un conflicto o una inadecuación estructural entre lo que pugna por nacer y lo que se resiste a fenecer, debe ser contemplada desde una perspectiva holística, en su globalidad, para poder encontrar la solución más adecuada. A continuación se sintetizan las mutaciones, el tratamiento que se les dio y el escenario resultante de las grandes crisis del XIX y XX, en ellas podrá extraerse las siguientes conclusiones, que se adelantan:
1. Las grandes o largas crisis financieras y económicas coinciden y se agudizan con grandes cambios o mutaciones sociales, institucionales y de estructuras económicas, para los que no existen mecanismos de regulación y canalización social e institucional.
2. En los primeros años de la crisis los gobiernos continúan aplicando los criterios económicos de antes de la crisis, sin entender el cambio de situación y la necesaria mutación de criterios, lo que lleva a la agravación de la crisis en todas sus dimensiones.
3. Del tipo de respuestas innovadoras en lo social, institucional, y económico, que demos a estas crisis, dependerá lógicamente el escenario postcrisis, y muy especialmente la cohesión social y la estabilidad del desarrollo económico.
4. El escenario postcrisis que conllevo una mayor cohesión social, y una larga estabilidad del crecimiento económico en Europa,  fue el que se configuro, como respuesta al la crisis de 1929-1933, que justamente combino medidas económicas (incremento del gasto público) con institucionales (gobiernos intervencionistas en lo económico y social, acuerdos corporativos para el desarrollo de políticas macroeconómicas y sociales) medidas de protección social y lucha contra la pobreza (estado de bienestar social)
2. Las mutaciones estructurales de las grandes crisis.
2.1 La larga depresión 1873-1896: El desarrollo de la 2ª Revolución Industrial.
En esta larga crisis caracterizada por la emergencia de la 2ª Revolución Industrial, se entabla un largo conflicto entre las nuevas estructuras económicas y sociales emergentes y propias el desarrollo de una nueva revolución científico-técnica con el tejido empresarial y la organización social y política de la primera revolución industrial. Los cambios más importantes fueron:
– Nuevas fuentes energéticas y sectores industriales.
La característica principal fue la aplicación de la electricidad, que fue sustituyendo al carbón y al vapor como principal fuente energética, lo que incrementa notablemente la productividad, creándose grandes desequilibrios entre las empresas y sectores que son pioneros en su uso. También emerge el gas, y se inicia el uso petróleo, lo que da lugar al motor de combustión interna iniciándose la comercialización del aeroplano y el automóvil, también se desarrolla la refrigeración mecánica. Se sientan las bases de la revolución de las comunicaciones con la invención de la radio y el teléfono, que tendrán un gran desarrollo en los inicios del siglo XX. Los sectores industriales más emergentes fueron: el motor, el eléctrico, y el químico todos ellos muy ligados a la investigación científica. Desde entonces la imbricación entre ciencia y producción no ha cesado de intensificarse.
– Reorganización económica: el predominio de los monopolios.
Se produjo por un lado la gran extensión de la producción industrial, y una profunda crisis y reestructuración del tejido empresarial. Emergieron los monopolios, y se afianzo lo que se denomino capitalismo monopolista por parte de la tradición marxista. Los monopolios se potenciaron, entre otras razones, por la necesaria inversión en investigación científica para su aplicación, cada vez más inmediata a la producción industrial. En este sentido recordar que el sector de la electricidad y la química surgieron de la aplicación de la investigación científica, y desde el inicio las industrias de estos sectores tuvieron la forma de monopolio[10].
Junto con la aparición de los monopolios también se consolidaron los sindicatos obreros. La conflictividad entre sindicatos y la patronal, cada vez más dominada por el sector monopolista, llevó por un lado a la división de las clases trabajadoras entre los parados, y los empleados en el sector monopolista que gozaban de unas mayores retribuciones y estabilidad laboral.
– Cambios sociales y territoriales: extensión de la clase obrera y las ciudades.
Extensión de la clase obrera y pauperización de las mismas y declive de las clases medias, y los pequeños industriales. Crecimiento de las ciudades y alta densificación de la población y de las actividades industriales y residenciales en los centros, que conllevaba que los conflictos industriales por el salario y las condiciones de trabajo, se uniera a los conflictos urbanos por las condiciones del hábitat popular.
La segunda revolución, al igual que la primera pero con una mayor magnitud, significa el crecimiento demográfico y de actividad de las ciudades. Se inicia la desertización de las áreas rurales, y la gente se concentra en los centros de las ciudades dónde conviven con las industrias y manufacturas. En el espacio urbano se produce una mezcla de usos perniciosa entre industrias contaminantes, y hacinamiento y pésimas condiciones de vida de las clases trabajadoras[11]. La coincidencia en un mismo espacio de industria y residencia permite la extensión de los conflictos de la fábrica al barrio y viceversa.
– Política Continuidad con el modo de gobernación.
Continúa el modo de gobernar propio del modelo de gobernación liberal pero cada vez más influenciado por la presencia de los monopolios, y peso de los mismos en las políticas del gobierno, y en especial de su apoyo a la internacionalización de la producción y el consumo de las grandes industrias nacionales. Fortalecimiento de los sindicatos y de las internacionales obreras en Europa para dar respuesta a la internacionalización del capital, también denominado nuevo imperialismo[12].
-Nuevos actores y conflictos geoestratégicos:
A diferencia de la primera revolución industrial, que se localiza en un solo país: Inglaterra, y posteriormente  se difundió por Europa y EEUU, la segunda revolución tiene una múltiple localización en Europa y Norteamérica, en especial en Estados unidos y Alemania, ambos países, al contrario que Inglaterra pudieron acoger la nueva revolución industrial con menor lastre social, político e institucional de la primera revolución, del que tuvo Inglaterra, eso explica que en 1914 Alemania ya fuera la primera potencia europea, y la creciente presencia de EEUU que adquirirá un fuerte protagonismo en la última década del siglo.
Aparece un nuevo tipo de globalización, que no se basaba sólo en la extracción de materias primas, sino en la internacionalización de la producción y consumo en el exterior con repatriación de beneficios en los países- sede de las grandes firmas.
En síntesis, la larga depresión consiste en una serie de crisis económicas caracterizadas por un lado por un exceso de producción en relación a la demanda de consumo, dados los bajos niveles de poder adquisitivo de las clases trabajadoras, que fueron llevando a la baja la tasa de beneficios, y a la desaparición del tejido industrial más obsoleto. Se solventó con la mejora de la tasa de beneficios de las empresas que resistían, debida a los permanentes incrementos de productividad producidos por la constante aplicación  en la industria de las nuevas fuentes energéticas y las innovaciones científicas y tecnológicas, y a la internacionalización de la economía, generándose una fuerte internacionalización de la industria y del sistema capitalista que contribuyó a generar importantes desequilibrios mundiales, y la competencia de países en el ámbito internacional para ocupar nuevos mercados.
A nivel europeo se produjeron cambios sustanciales en la reorganización social y política, a parte de constatar el fortalecimiento de las organizaciones sindicales, y la creciente implantación e influencia política de los partidos socialistas y comunistas. No se produjo en la post-crisis, un importante reequilibrio entre potencias económicas, ni se regularon las fracturas en el desarrollo desigual europeo, lo que fue el detonante de la denominada Primera Guerra Mundial (1914-1918)[13].
2.2 La Gran Depresión. (1929-1939)[14]: El paso a la sociedad industrial avanzada o post-industrial[15].
A pesar de las múltiples transformaciones de la segunda revolución industrial, en el modelo de gobernación apenas se produjeron variaciones. El mantenimiento del patrón oro en el sistema monetario, y el predominio de las teorías económicas clásicas, no facilitaron la utilización del gasto público para superar las crisis de sobreproducción, ni para las políticas de garantía de recursos y rentas para los más desfavorecidos.
La insuficiencia de demanda por el consumo interno debido al paro y los bajos salarios en las industrias no monopolísticas era un incentivo para que las grandes empresas, apoyadas por sus gobiernos, compitieran, cada vez con mayor intensidad, por el consumo en mercados exteriores, mientras se agravaba la crisis social interna en los diferentes países.
Esta fue también (cómo se ha señalado y a pesar de su primera apariencia de crisis financiera y bancaria) una crisis de sobreproducción debido a la debilidad de la demanda, pero en este caso la debilidad procedía menos de la debilidad salarial de los empleados, y mucho más a la existencia de una gran masa de personas en paro. Es una época en que se hacen evidentes las contradicciones entre los asalariados defendidos por los sindicatos con un nivel adquisitivo relativamente alto, con la amplia masa de parados y gente pobre. Contradicciones, que el fascismo y el nazismo aprovecharon para su movimiento anti-sindical.  En el escenario interno y externo de los países europeos se producía una confrontación entre los liberales, los comunistas, y los fascistas y nazis.
La crisis social que se recrudeció como consecuencia de la crisis bancaria y de confianza en la inversión, pero también por las políticas económicas gubernamentales centradas en reducir la inflación y mantener la paridad de la moneda del país con el patrón – oro. La consecuencia fue el aumento, aún mayor, de las desigualdades, de la pauperización de las clases medias, y de la pobreza en general, así como la desconfianza creciente de amplias masas de la población con los gobiernos liberal democráticos.
Las mutaciones económicas y sociales a la crisis tuvieron dos momentos: En los años 30 antes de la II Guerra Mundial, en la que se dibujaron dos escenarios políticos y sociales muy distintos como respuesta a la crisis. Por una parte el New Deal del presidente estadounidense del Partido Demócrata: F.D. Roosvelt, que aplicó las tesis de Keynes e incremento el gasto público en inversiones en infraestructuras y equipamientos sociales que generaron empleo, incentivaron la demanda y sirvieron de multiplicador de la inversión privada. Fue una revolución pacífica, democrática y ajustada al estado de derecho, según escribió el propio Roosvelt[16].Por otra parte en Alemania, el gobierno H. Brüning aplicó una política de pago de la deuda externa, reducción de la inflación y el gasto público que agravó más la crisis económica y en especial la social y condujo a la victoria electoral de A. Hitler. Este, al igual que Roosvelt, incremento el gasto público, pero en inversiones para el armamento que utilizo para iniciar sus invasiones y dominar los mercados para los productos e inversiones alemanas, y al contrario que el presidente norteamericano suprimió el estado de derecho, y aplastó a las organizaciones de trabajadores, persiguió a las minorías pero también generó empleo, y estimulo la producción.
De lo dicho hasta ahora podemos obtener las siguientes lecciones, que pueden sernos útiles hoy:
1.Una política procíclica como fue la del canciller alemán Brüning, y de la mayoría de países europeos, que ante una crisis provocada por una reducción de la demanda pretende restringirla más, agrava profundamente la crisis social y la legitimidad política de los gobiernos (aumento de impuestos y reducción de los presupuesto públicos) abocando a los países a situaciones poco previsibles e indeseables.
2. La respuesta a la crisis puede dar lugar a escenarios muy diferentes en función tanto de la situación del país, como, y esto es lo más importante, de la estrategia política como se afronte. Nunca hay una sola respuesta, el futuro siempre está abierto.
Las invasiones de la Alemania nazi dieron origen a la II Guerra Mundial, la victoria de los aliados permitió que en los países de la Europa Occidental se aplicará la modalidad norteamericana de respuesta a la crisis del 29: sociedad industrial avanzada o modo de producción fordista en un contexto democrático.
Las mutaciones principales que dieron origen a la sociedad industrial avanzada o también post industrial fueron:
-Económicos: La intervención del estado en la economía.
En un aspecto positivo, se iniciaron en los EEUU las políticas económicas inspiradas en Keynes, que consistían en incrementar el gasto público, y de este modo aumentar, a través de este gasto, la demanda de bienes y servicios en épocas de crisis para superar la sobreproducción. Se produce por tanto el inicio de la intervención del estado como regulador de la economía a través del incremento permanente del gasto público. Esta política reguladora y anticíclica de los gobiernos logró una estabilidad en el crecimiento de la economía, que se prolongó hasta 1973, con el inicio de las crisis del petróleo. La productividad en la industria permitió el fuerte desarrollo del sector servicios, que crece hasta superar notablemente en porcentaje a la población ocupada en el sector industrial. También se intensifica la revolución científico- técnica y su aplicación no sólo a la industria sino también en la producción de servicios. Como consecuencia del gasto público se genera permanentemente una pequeña inflación que se asocia al crecimiento económico.
Se produce un diálogo permanente entre empresariado-gobierno-sindicatos que permite estabilizar los salarios directos por las retribuciones indirectas que proporciona el estado a través del gasto público. Este tipo de negociación hizo también que habláramos de sociedad y economía corporativa, ya que las grandes corporaciones privadas dominaban los mercados nacionales e internacionales, y pactaban con las grandes organizaciones sindicales y el gobierno del Estado las políticas macroeconómicas.
El dólar de EEUU se convierte en moneda de cambio universal, y se sustituye el patrón oro, lo que permite el fomento del desarrollo, a través del gasto público aunque este generará inflación.
La electricidad y el petróleo consolidaron su dominio como las principales fuentes de energía.
-Sociales: El desarrollo del estado de bienestar.
El crecimiento de los servicios. La tecnificación de la producción y el desarrollo de los servicios permitieron el crecimiento de las clases medias, y el acceso generalizado a bienes de consumo. El estado de bienestar aseguraba el amplio acceso, y en algunos países el acceso fue universal, a bienes públicos esenciales: educación, sanidad, servicios sociales, garantía de rentas, con lo que se produzco importantes avances en la igualdad y la cohesión social. El desarrollo social se compatibilizó con el desarrollo económico durante casi tres décadas en la entonces llamada Europa occidental.
Las políticas públicas de bienestar social se deben, en buena medida, a que después de la segunda contienda mundial, se consolidó el bloque de los países socialistas; estos constituían una alternativa económica y social a los países del bloque occidental o capitalistas. Los países socialistas beneficiaron fundamentalmente a las personas que no vivían bajo su dominio, porque presionaron para un reconocimiento creciente de los derechos sociales de los trabajadores. No puede olvidarse que tanto Keynes como Beveridge, los grandes teorizadores del gasto público y su aplicación al bienestar tenían el título de lord, es decir el estado del bienestar no fue un invento, ni, por supuesto, una práctica exclusiva, de la socialdemocracia. Por otra parte la caída del muro, el fin de los estados socialistas significo el claro cuestionamiento del estado del bienestar por los partidos conservadores europeos.
-Territoriales: La aparición de la ciudad funcionalista y las áreas metropolitanas.
Las inversiones públicas en infraestructuras y equipamientos permitió el desarrollo del urbanismo funcionalista. Frente a la mezcla de usos y el hacinamiento de la ciudad industrial, la ciudad post-industrial se zonificó diferenciando los espacios industriales, de los de residencia, de comercio y ocio, unidos a través fundamentalmente del automóvil privado que conllevo un consumo geométrico del petróleo. Muchos de los centros de las ciudades se desertizaron y fueron lugares de ubicación de edificios de oficinas y centros comerciales. Este urbanismo se difundió menos en las ciudades de la Europa mediterránea, en las que se mantuvo más a la mezcla de usos, no porque las concepciones urbanísticas fueron diferentes, sino debido a la menor inversión pública en infraestructuras, y especialmente de transporte.
El crecimiento de las ciudades y la organización social del espacio genera las áreas metropolitanas, al ubicarse en otros municipios funciones residenciales, zonas industriales y logísticas promovidas fundamentalmente, aunque no exclusivamente por la ciudad central.
-Políticos: El estado intervencionista y productor de servicios.
La respuesta a la crisis del 29 si modifica el modelo de gobernación. El estado interviene directamente en la economía y en la sociedad a través del gasto público, y no sólo en base a la ordenación normativa y legal. El estado promueve y gestiona directa e indirectamente infraestructuras, grandes equipamientos y servicios como la sanidad, la educación y los servicios sociales. El estado se convierte en un sector económico, en principio complementario con el sector privado, pero que en no pocas ocasiones llega a competir.
La producción y la gestión de servicios se convierten en el principal modo por el que se desarrolla la relación con la ciudadanía. En la mayoría de los países la producción pública de servicios se hace con personal funcionario.
-Geoestratégicos: Los dos bloques.
Predominio de EEUU, con una Alemania derrotada por la guerra pero con un mayor dinamismo económico que Inglaterra y Francia, lo que impedía al país germano tener un posicionamiento internacional acorde con su potencial económico. En este periodo la geoestrategia está dominada por la guerra fría, y el enfrentamiento y búsqueda de aliados por todo el planeta por el bloque occidental, liderado por EEUU, y el bloque socialista liderado por la URSS.
Al final de la contienda se inicia una política de unidad de Europa occidental, en un principio impulsada por EEUU, que tuvo su primer resultado en la comunidad económica del acero y del carbón (CECA) solventándose así unas de las principales fuentes de conflicto (la apropiación del carbón y el acero) que estuvieron en las bases de los conflictos bélicos.
La sociedad industrial avanzada como respuesta a la crisis del modo de producción surgido de la 2ª revolución industrial se consolidó en dos fases: antes y después de la II Guerra Mundial. La victoria aliada y la fuerte presencia de los países socialistas facilitó que el escenario surgido en Europa Occidental como consecuencia de la Gran Depresión fuera un escenario positivo desde el punto de vista de la cohesión social, y el desarrollo económico sostenido en el tiempo, aunque no sostenible desde el punto de vista ambiental, pero está última no era una variable que se tenía en cuenta en la política económica de la época.
2.3 La crisis del petróleo (1973-1983): La salida equivocada hacia la sociedad del conocimiento y el desarrollo sostenible.
La crisis del petróleo abarca diez años de la historia europea marcados por dos importantes subidas del precio del petróleo en los años 73 y 79. En su conjunto fue una crisis muy importante por varias razones:
1. Es la primera crisis económica de la era keynesiana y de estado del bienestar. Es decir la primera crisis importante de la etapa en que los gobiernos nacionales actúan de reguladores de la economía a través del gasto público y la política fiscal, y pone fin a más de treinta años de estabilidad y crecimiento económico en Europa y EEUU, donde parecía que se habían terminado con las crisis económicas debido al papel regulador del gobierno, a través del gasto público. La crisis en este caso es externa a los estados nacionales europeos, y se debe a un aumento del precio del petróleo dictaminado por los países productores, ante el consumo masivo y permanente de sus recursos por Occidente debido al uso intensivo del mismo sobretodo en el ámbito de la movilidad, y la búsqueda de un posicionamiento más relevante de estos terceros países en la escena mundial. A diferencia de las dos anteriores crisis, esta no es una crisis de demanda, sino de oferta es decir de incremento de los costes de la producción debido a un incremento de su factor energético clave: el petróleo, aunque también el exceso de gasto público, que en no pocos países alcanzaba el 50% del PIB. De hecho J. M. Keynes apostaba por una política anticíclica: gasto público para aumentar la demanda, en período de crisis y reducción del gasto y del déficit público en los momentos de progreso. En este periodo se abuso del gasto público que fue creciendo de modo paulatino, y no pocas veces en gastos suntuarios o excesivos en los incrementos de plantilla del sector público[17].
2. En un primer momento, durante la aparición de la crisis se utilizaron los remedios keynesianos, pero esta no era una crisis de sobreproducción o de demanda, y genero la temida “estanflación” inflación que profundizaba el estancamiento. La crisis se redujo con el uso de políticas centradas en la contención del déficit y la deuda pública, y con la restricción de la oferta monetaria y la subida de los tipos de interés.
3. La crisis coincidió tanto con el inicio manifiesto de la quiebra de la URSS y todo el bloque socialista por un lado, y el avance de la Comunidad Económica Europea. El derrumbe de los países socialistas y el retorno de las políticas económicas neoclásicas de estimulo de la oferta en detenimiento de la demanda, marcaron que el escenario postcrisis fuera liderado por la ideología neoliberal, que impregno tanto a partidos liberales y conservadores como a socialdemócratas, quedando fuera de la escena política la izquierda comunista.
4. La crisis fue contemporánea con la emergencia y  consolidación de internet[18] y las tecnologías de la información. Este es un hecho fundamental para entender las crisis societaria actual, puesto que el marco organizativo económico, social, cultural e institucional en el que se inserto la emergente sociedad de la información y el conocimiento fue totalmente inadecuado y explica la actual crisis, iniciada en 2007 en EEUU,  que no es sólo económica y financiera, sino societaria, del conjunto de la sociedad, en el sentido más fuerte del término, como veremos más adelante.
El marco organizativo social y cultural en el que se inicio la sociedad de la información, y la constitución de la CEE y posteriormente la UE con la fijación de los criterios económicos que tenían que regir la unión económica en base a las políticas de oferta de corte neoliberal, que, sin duda, tenían una cierta lógica a principios de los 90, pero que son totalmente inadecuadas ante una crisis crediticia y de demanda como la iniciada en el 2007,  explican tanto el origen de la crisis, como la situación de explosión de  la Europa del euro que hoy se estamos viviendo.
Para caracterizar adecuadamente la crisis del petróleo y su impacto, debemos enmarcarla en una serie de hechos que estaban aconteciendo cambios en diferentes ámbitos:
-Económicos: Una crisis de la oferta e inicio de la economía del conocimiento.
El incremento de los costes debido al alza del petróleo llevó al aumento de los precios, a la reducción de salarios, y a la reducción de plantillas, que llevo al aumento del paro y a desincentivar la inversión por la baja tasa de beneficios. Esta crisis de oferta hizo cuestionar tanto lo que se considero el exceso de gasto público del estado, como la que se considero la excesiva fiscalidad que era necesario aplicar para financiarlo. También se cuestionó la eficacia y la eficiencia del estado como productor de bienes y servicios. La política que se planteo, por parte de los sectores más liberales fue lógicamente la reducción de impuestos y del gasto público, y como consecuencia el desmantelamiento del estado del bienestar o estado protector, así como en general un rechazo hacía todo lo público (administración pública). Este posicionamiento fue reforzado por la crisis en la URSS y los países socialistas, que dio una base de legitimidad al auge de todo lo privado-mercantil, y al mercado que inició un proceso de desregulación, en especial el mercado financiero.
Había una inflación creciente que no se justificaba por el crecimiento del empleo ni de la productividad, y una muy importante crisis fiscal del Estado, dada una incapacidad de incrementar la fiscalidad en no pocos países, debido a la fuerte presión sobre las clases medias y asalariadas.
En un primer momento los gobiernos, pensando que había aparecido una nueva crisis de demanda, aplicaron lo que venían haciendo, hasta ahora: mayor gasto público con lo que apareció la estanflación. Es decir la coexistencia de inflación en los precios y estancamiento. Ello llevó a una política de reducción del gasto y la deuda pública. Todo ello se multiplico al empezar a crecer el precio del petróleo.
Se desató una fuerte preocupación por el excesivo consumo del petróleo, que podía terminar con sus existencias en breve plazo[19]. Inicio de la incorporación de fuentes energéticas sostenibles, y preocupación por el medio ambiente, por el consumo masivo de recursos naturales no reproducibles.
Se intensifica la importancia de la información y el conocimiento como materia prima en la producción. Las empresas se concentran en las funciones y productos más específicos para poder innovar permanentemente y externalizan las otras funciones: comunicación, asesorías, etc., de ahí la importancia del terciario avanzado tanto desde el punto de vista de introductores de innovación, como para la competitividad de las empresas localizadas en el territorio.
Los intercambios internacionales muy debilitados en la postguerra y hasta los años 60, aparecen de nuevo con fuerza en los periodos anteriores a la crisis, y durante la crisis.
Predominio de los denominados criterios de Washington para financiar el desarrollo de los países. Es decir predominio de medidas liberalizadoras del mercado para poder obtener inversiones y ayudas a la inversión foránea. El crecimiento económico quiso asentarse reduciendo las políticas sociales y el gasto público, es decir descohesionando las sociedades. El resultado fue un crecimiento en base especulativa y no sostenible ni medioambientalmente, ni en el tiempo. El mismo Banco Mundial mostró, en el caso de América Latina, que una política de crecimiento económico, que no se plantee de entrada la reducción de la pobreza, impide el mismo crecimiento[20].
-Tecnológicas: Uso masivo de internet y estancamiento de  la sociedad y economía informacional.
Lo propio de esta época fue el desarrollo de internet que se aplico en todos los ámbitos de la economía y de la sociedad. Pero la sociedad informacional, tal como señala M. Castells[21], no consiste simplemente en el uso extensivo de estas tecnologías, sino la organización de la sociedad y la economía en red para poder sacar el máximo provecho en términos de productividad y eficiencia, y esto es lo que no se consiguió debido a la presencia de valores individualistas y mercantilistas y basados en la competencia, porque la organización en red exige cooperación y busca de complementariedades, así como horizontalidad para compartir información y conocimientos.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación facilitaron los avances en la globalización económica y muy en especial de los mercados financieros.
-Sociales: Retroceso del estado del bienestar y mayor desigualdad social.
Al desarrollarse tanto el terciario avanzado como el sector servicios poco cualificado, se produce un muy importante proceso de dualización social de la población activa y ocupada. Es decir por una parte crecen proporcionalmente tanto los segmentos más altos del mercado laboral como de los grupos de mayor renta en incrementan los bajos, produciéndose un descenso de los grupos medios. Todo ello es fundamentalmente consecuencia del crecimiento del sector servicios en la economía, en el que crece tanto los servicios avanzados como los no cualificados.
En la mayoría de los países europeos se estabiliza el gasto público social en relación al PIB, frente a su crecimiento continuado desde la postguerra. Lo que lleva a una debilidad de respuesta a partir de los fondos públicos a las nuevas y crecientes necesidades.
Se produce un fortalecimiento de los valores mercantilistas, al justificarse, en función de una ideología caducada en la postguerra, y resucitada con el retorno de la ideología neoliberal: el “homo economicus”, la búsqueda del enriquecimiento de uno mismo y el provecho propio como deseable para el beneficio común. El neoliberalismo produce una deslegitimación de la intervención del estado en el mercado. Esto llevo a una conducta totalmente amoral[22] a muchos niveles sociales, pero especialmente entre los grandes directivos de bancos, grandes empresas y agencias de calificación de deuda.
-Políticos: El inicio de la desregulación pública.
Desregulación institucional de los mercados globales, y dominio del liberalismo de libre mercado. El papel del Estado en la regulación de los mercados pierde peso y legitimidad, debido a: (1) al triunfo de las ideologías económicas sobre la tendencia al equilibrio de los mercados, y a la ideología de las expectativas racionales sobre el comportamiento racional del “homo economicus” (2) y a la globalización de los mercados que dificultaba su regulación a nivel nacional, y la inexistencia de gobernanza mundial para regularlos.
Desvalorización del papel del estado. El gasto público deja de crecer en general en Europa, pero se mantiene el gasto público y social en particular en relación al PIB, aunque este crece en términos absolutos en Europa hasta 2007, a excepción de las breves crisis del 87 y del 93.
Por otro lado la escasa eficiencia de los servicios públicos por lleva por un lado a la contratación externa de servicios por un lado, y al intento fallido de convertir el funcionamiento de la administración al de una empresa mercantil, considerando al ciudadano como un cliente de los servicios públicos.
Aparición y desarrollo del modo de gobernación denominado gerencialismo: los gobiernos, sobretodo los territoriales, continúan siendo prestadores de servicios públicos pero se produce una preocupación por la eficacia en la gestión pública, que acabará en la intencionalidad de que la administración imite a la empresa. El gerencialismo provocó que el ciudadano asumiera un papel de cliente pasivo, y fomento su repliegue en la dimensión individual, y en la ausencia de responsabilidad sobre el futuro de la sociedad, y su papel en la misma.
La fallida reconversión impidió la transformación en profundidad de la administración, y una articulación de la responsabilidad de la ciudadanía y la sociedad civil con las políticas públicas. La desarticulación entre sociedad civil y ciudadanía con las políticas financiadas con fondos públicos ha impedido en buena medida que el Estado diera respuesta a las nuevas necesidades asociadas con el desarrollo de la sociedad riego y la vulnerabilidad social.
Fortalecimiento de los valores mercantilistas, y una deslegitimación de la intervención del estado en el mercado.
-Geoestratégicos: Aparición de Europa y de los países emergentes.
Se agrava la crisis económica y política de los denominados países del Este, y desarrollo de la denominada Perestroika. EEUU vence en la denominada Guerra fría, pero aparecen terceros países emergentes en especial los países productores de petróleo y de las energías derivadas del mismo cómo el gas; y muy especialmente avanza la integración económica europea, que se convertirá en CEE, y en el año 1993 en Unión Europea, que adopta como criterios de la Unión los predominantes en la época: reducción de la inflación, y mínimos porcentajes de déficit y deuda pública para todos los países miembros.
3- La emergencia de la sociedad del conocimiento y las dos crisis: 1973 y 2007
Las medidas tomadas para hacer frente a la crisis, sentaron las bases de las turbulencias económicas, sociales, institucionales y geoestratégicas de la actual situación de la economía y sociedad occidental, y muy en especial en la Europa del Mediterráneo.
En efecto la sociedad informacional o del conocimiento, o también sociedad en red, emergente en Europa y EEUU, se desarrollo en un contexto socio-cultural e institucional totalmente inadecuado, tanto por desfavorecer el desarrollo propio de la sociedad del conocimiento, y sus efectos positivos en la productividad y en la cohesión social, como de la situación de anomia o desorganización social. El inicio de la sociedad red en un contexto de resurgimiento de una ideología caduca, que había mostrado su inoperancia y sus negativos impactos económicos y sociales, antes de la crisis del 29, produjo grandes contradicciones, entre lo nuevo que emerge, y los planteamientos zombis (muertos vivientes) rubificados por la crisis de los planteamientos socialistas provocados por el derrumbe de la URSS, y el reforzamiento del liberalismo económico y social ideológicamente triunfante. En vez de pensar que al caer el contrario nos encontramos en un nuevo escenario, se ensalzo al polo contrario triunfante, y con él se dio por terminada la historia[23].
El escenario post crisis generado a partir de principios de los 80, y las fuertes contradicciones que conllevo produjeron el estado de anomia o desorganización social, que ha condicionado la amplitud de la actual crisis que no es sólo financiera y económica, sino fundamentalmente social, institucional y geoestratégica. Los principales conflictos entre el escenario más adecuado para el desarrollo en profundidad de la sociedad red, y el contexto neoliberal en que efectivamente se ha ubicado son, expresados de manera sintética, puesto que han sido desarrollados en anteriores artículos en esta revista[24]:
1- La sociedad del conocimiento y la economía en red, exigen cooperación para poder producir, transmitir y articular conocimientos y de este modo producir mayor competitividad, cohesión social. En la economía en red lo fundamental para ganar en competitividad es la cooperación y no la competencia. La sociedad del conocimiento se desarrolla mejor en un contexto en que predominen los valores de tolerancia, convivencia, conocimiento y cooperación, y en el contexto en que se ha desarrollado han predominado el enriquecimiento personal, la búsqueda del interés particular y la competencia con el otro (yo gano tu pierdes), el hedonismo consumista y a corto plazo.
2- Exige el desarrollo de nuevos sectores productivos basados en las tecnologías de la información y el desarrollo sostenible (energías sostenibles), así como la innovación organizativa, tecnológica y en sostenibilidad de los sectores tradicionales. Las inversiones que se han priorizado son los productos financieros desligados de la actividad productiva, y un sector tradicional, que se creía que aseguraba rentabilidad siempre creciente como el de la construcción.
3- La sociedad red es una sociedad de individuos que dependen menos de las grandes instituciones y organizaciones, y son más autónomos, pero necesitan de los demás, de las redes socio-personales para hacer frente a las nuevas necesidades sociales. Exige valores como solidaridad y cooperación, en cambio se ha desarrollado en el contexto del individualismo insolidario.
4- Las nuevas y complejas necesidades de la sociedad red: educación a lo largo de toda la vida, buen uso y apropiación del tiempo, creatividad cultural y conocimiento holístico, desarrollo de la esperanza de vida, nuevas desigualdades sociales, exigen para poder dar una respuesta en términos de equidad, una ciudadanía más activa y comprometida socialmente y que asuma en sus manos su propio destino. Exige también una mayor colaboración entre los fondos públicos y los de la sociedad civil y la ciudadanía. En cambio, y a pesar del retroceso de los gastos públicos en bienestar, se ha desarrollado la concepción gerencialista-mercantil en todos los niveles de gobierno, que ha tratado al ciudadano como cliente y usuario y no como ciudadano responsable de su ciudad o país.
5- El espacio urbano en la sociedad del conocimiento exige una mayor densidad en las relaciones sociales, mayor polivalencia en los usos del suelo, una movilidad y desarrollo urbano sostenible, pero el crecimiento basado en el sector de la construcción ha creado un espacio segmentado por urbanizaciones insostenibles desde cualquier perspectiva, que han impedido la reducción del consumo de petróleo.
6- Las nuevas tecnologías permiten tanto el flujo de la información como la difusión de las decisiones en tiempo real desde una punta a otra del planeta. Esto que tiene grandes beneficios tanto preventivos, como de profundización democrática[25] también comporta graves inconvenientes como es el descontrol especulativo de los mercados financieros. El posicionamiento de la mayoría de los gobiernos, en las décadas de los 80 y 90, no sólo fue de complicidad con este proceso, sino que legitimaron el descontrol público de los mercados financieros que permitió la libre circulación de los productos financieros tóxicos que han generalizado la desconfianza entre todo el sistema bancario mundial.
7- La sociedad de la información y el conocimiento permite renovadas prácticas de consulta y de compartir conocimientos entre la ciudadanía y los gobiernos democráticos, a partir de las cuales poder construir políticas basadas en la articulación del interés y en la colaboración ciudadana, que permitían, en especial en las ciudades practicar las políticas basadas en la proximidad, se han enmarcado en un contexto de desvalorización de lo público  y de la política en general, que ha reducido a los ciudadanos  a su ámbito privado, participando poco en la esfera pública.
8- La globalización económica permite y condiciona positivamente la coordinación internacional de las políticas macroeconómicas. El G-20 y en especial la Unión Europea son un buen ejemplo de avance de la integración de las políticas económicas. Pero este proceso no ha significado una institucionalización y coordinación política europea acorde con la economía, debido al contexto post crisis 83 que prioriza el mercado a la política democrática europea, y a la construcción europea. Esta contradicción al aparecer la crisis financiera está poniendo en peligro la unidad de la zona euro[26].
La consecuencia más estructural de estas contradicciones es que en el periodo 1983-2007 las desigualdades aumentaron en todos los países europeos, según la OCDE. Las crecientes desigualdades para acceder a los niveles de bienestar propuestos, hicieron cautivas a los sectores con menos recursos de las hipotecas subprime[27]. La gran mayoría de los beneficios dejaron de invertirse para ser repartidos en dividendos para los accionistas, se produjo un importante despilfarro del talento, ya que los estudiantes con mayor éxito, al contrario de lo ocurrido en los 70, optaba por unos estudios sólo en función de las expectativas de renta que podía obtener, y no los estudios relacionados con le búsqueda del bien común, o la innovación. Es decir la sociedad del conocimiento no se ha podido desarrollar, ni desplegar todo su impacto económico y social, sino que ha generado unas contradicciones y unos conflictos por su ubicación en un marco social, cultural e institucional vigorosamente caduco, que ha generado una profunda crisis societaria cuya expresión ha sido la crisis financiera del 2007, que hemos analizado en un anterior artículo[28].
Conclusión. ¿Nos vamos a volver a equivocar?
Del análisis realizado se deduce que para afrontar con éxito la crisis societaria, y no sólo la financiera, deberíamos utilizar en Europa una estrategia que nos permita crear un marco socio-económico e institucional en el que sea posible el pleno desarrollo de la sociedad del conocimiento o sociedad red que finalice con los obstáculos que impiden su pleno desarrollo, y que permita orientar este desarrollo hacía una mayor cohesión social, y se eliminen los obstáculos  señalados anteriormente.
No obstante hasta el momento en Europa, en la zona euro, se esta desarrollando una política económica con los criterios propios de la salida de la crisis del 83 y no de la correspondiente al 2007, y se insiste con un mal diagnóstico de la situación  al atribuir al déficit y la deuda pública, y a los derechos de la ciudadanía, los principales  males de la crisis, y dar toda la prioridad al salvamento, con fondos públicos, de los bancos que gestionaron mal sus activos. Por otra parte de la crisis sólo se tienen en cuenta los aspectos financieros y económicos, y no los aspectos de descohesión social y anomia moral e institucional, que están en la base. Estos criterios de abordaje de la crisis propios del 83 sólo pueden profundizar en la crisis societaria, y retrasar el cambio de época que significa la sociedad informacional con los valores y las políticas del caduco neoliberalismo. Esperemos no tropezar con la misma piedra.
[1] Ver, por ejemplo, por su claridad, sencillez y rigor histórico: Tortella, G. y Nuñez, C. E. Para comprender la crisis (Madrid, ed. Gadir, 2009) pags. 17 a 42
[2] Por societarios entiendo cambios que afectan al conjunto de la sociedad, a todos sus ámbitos: económico, social, cultural, gobernanza, espacial y geoestrategico, y a su estructuración en un sistema complejo.
[3] Polanyi, K. La gran transformación (Mexico, ed. F.C.E.,2011)
[4] De la amplia bibliografía sobre la historia de la crisis económica por su utilidad y actualización se recomienda.   VVAA. La crisis a lo largo de la historia. (Valladolid, Universidad de Valladolid, 2010). En relación a la historia de las crisis financieras, ver Reinhart, C.H. y Rogoff, K.S. Esta vez es distinto: ocho siglos de crisis financiera. (Madrid, F.C.E.,2011). Ver también Stiglitz, J. Caida libre. (Madrid, ed. Taurus, 2010)
[5] Marx, K. Ver por ejemplo su “Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política” en La Ideología Alemana en ed. Losada, 2010.
[6] Weber, M. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. (Barcelona Ed. Península, 2008)
[7] Ver Polanyi, K. El sustento del hombre. (Madrid, ed.  capitán swing libros, 2009), pags 90 a 95.
[8] Bourdieu, P. Las estructuras sociales de la economía. (Barcelona, ed. Anagrama, 2003)
[9] Ver Arias, X.C. y Costas, A. La torre de la arrogancia: políticas y mercados después de la tormenta (Barcelona, ed. Ariel,2011) y  Pipper, N. La Gran Recesión. (Barcelona, ed. Destino, 2010)
[10] Bernal, John D. Historia social de la ciencia. (Barcelona ed Península, 1976) vol II, pags 9 a 12.
[11] Ver Engels, F. La situación de la clase obrera en Inglaterra (múltiples ediciones y disponible en pdf en la red). Ver también, Hall, P.: Las ciudades del mañana. La historia del urbanismo en el siglo XX (Barcelona, ed. Del Serbal, 1996)
[12] Ver Lenin, V.I. El imperialismo fase superior del capitalismo. (Madrid, Ed. Taurus,2012)
[13] Keynes, J.M. Las consecuencias económicas de la paz. (Barcelona, ed. Critica, 2002)
[14] No pocos autores, como es el caso de Tortella, G., hacen llegar la crisis hasta 1939, debido a la inestabilidad económica y geoestratégica que provoco, y q sus consecuencias fueron, en buena medida, los detonantes de la II Guerra Mundial. (1939-1945). La política seguida por Roosvelt de incentivar la economía a través del gasto público reanimó la economía a principios de los 30, pero luego volvió a caer en picado, y hasta la II Guerra Mundial, cuándo se retiraron dichos fondos.
[15] El gran incremento del sector terciario ha hecho que la nueva sociedad pudiera denominarse post-industrial ver por ejemplo Touraine A: La sociedad post-industrial (Barcelona. Ed. Ariel, 1973) y también Bell, D. El advenimiento de la sociedad post-industrial (Madrid, ed. Alianza, 2001) o también remarcando el carácter estratégico de la industria también se ha denominado industrial avanzada, como el caso de: Piore, A. La segunda ruptura industrial (Madrid, ed Alianza,1990)
[16] Roosvelt F. D. The test of our progress. Existe una traducción en español En Marcha (Buenos Aires, ed Tor, 1945)
[17] Ver Skidelsky.El regreso de Keynes (Barcelona, ed. Critica, 2009).
[18] En los 70 las instituciones gubernamentales y académicas de los EEUU, fueron integrándose en Internet cuyos origenes se remontan a 1969. Por otra parte el PC inició su comercialización en el año 1981.
[19] Informe del Club de Roma: Los límites del crecimiento. 1972 (disponible en la red)
[20] VVAA Reducción de la pobreza y crecimiento: Círculos virtuosos y círculos viciosos. (Banco Mundial, 2006)
[21] Castells, M. Observatorio Global. (Barcelona, ed. La Vanguardia, 2006)
[22] Amoral mejor que inmoral, ya que si bien actuaban motivados por el afán de enriquecimiento privado, esta conducta estaba justificada por la ideología de que la búsqueda del máximo interés, en una economía de libre mercado, puesto que se consideraba la actitud correcta. Ver Costas, A. “Corrupción inocente” EL País. 17 Abril 2011.
[23] Fukuyama, F. El fin de la historia y el último hombre. (Barcelona, ed. Planeta, 1992)
[24] Pascual Esteve, JM. “La estrategia del roble: La respuesta de las ciudades a la crisis societaria” Revista Gobernanza nº 27 (2012) y “La crisis 2007-20??: Una crisis societaria Revista Gobernanza  nº 24 (2011)
[25] Subirats, J. La otra política. (Barcelona, ed. Icaria, 2012)
[26] Borrell, J. y Missé, A: La crisis del Euro. (Madrid, ed. Turpial, 2012).
[27] Rajan, R. G. Grietas del sistema. (Bilbao, ed. Deusto, 2011) Ver también Stiglitz, J. El precio de la desigualdad. (Madrid, ed. Taurus, 2012)
[28] Ver “La crisis 2007-201?”: una crisis societaria ob cit. Revista Gobernanza nº24

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