¿Qué aporta Podemos?

¿Qué aporta Podemos?

Manuel Calbet
Economista

La aparición en España de Podemos, su éxito electoral en las Elecciones Europeas y el importante crecimiento en intención de voto que anuncian las encuestas debe hacer reflexionar a los partidos políticos tradicionales para superar una forma viciada de hacer política.

Causó gran sorpresa que en las elecciones españolas al Parlamento Europeo obtuviera cinco escaños una candidatura nueva, prácticamente desconocida y con un presupuesto promocional ridículo. ¿Flor de un día? Unos meses más tarde las encuestas sitúan a Podemos con una fuerza electoral similar a los dos grandes partidos tradicionales.
Hace años que se habla del desencanto político de los españoles, la fiebre participativa de la transición se esfuma, la ciudadanía se instala en el tedio político, y la política queda como un dominio exclusivo de los políticos.
Una de las causas que han llevado a esta situación ha sido sin duda la tendencia de los partidos políticos a primar el objetivo de conseguir votos y alcanzar cuotas de poder por encima de cualquier otra consideración. De ahí se han derivado unas maneras de proceder que han viciado el funcionamiento de los partidos y el conjunto del ámbito político:
– Las propuestas políticas se realizan en función de los votos que puedan atraer, quedando relegadas aquellas que puedan surgir en debates internos basadas en la ideología del partido y la realidad del presente. El programa electoral es poco más que un guión para los mítines de campaña electoral, sin que suponga ningún compromiso de cumplimiento.
– Supeditación al marketing político. Tanto las decisiones de gobierno como los discursos políticos están condicionados por la rentabilidad medida en votos o intención de voto.
– Financiación. El aparato de propaganda y la maquinaria electoral consumen enormes recursos, y la tentación de conseguir fondos de forma ilegal está siempre presente. En los casos que se van conociendo la culpa suele derivarse a los intermediarios, que normalmente consiguen pingües beneficios personales.
– Denigración sistemática del adversario político. Así se puede obtener un cierto rédito político inmediato y puede mantener el fervor de los militantes, pero provoca que los discursos políticos sean totalmente predecibles, faltos de interés, tediosos. Y, en conjunto, consiguen aumentar la desconfianza sobre toda la clase política.
– Disciplina de partido. Con la excusa de la unidad de acción, el equipo directivo de los partidos políticos exige una obediencia que limita seriamente el debate interno, la generación de ideas e iniciativas de sus militantes. Con el partido orientado al poder, los militantes que quieren dedicarse a la política se afanan por ser incluidos en las listas electorales, aunque implique sumisión. Ya se sabe, el que se mueve no sale en la foto.
No es de extrañar que el ciudadano se distancie de esta forma de hacer política en la que los partidos se guían por la búsqueda del poder y reducen la democracia al ejercicio del voto. Posiblemente sea esta la clave del éxito de Podemos, proponer una manera de hacer política con bases democráticas. Podemos ha devuelto el interés por la política a muchos ciudadanos, denunciando las prácticas de los partidos políticos y proponiendo que el ciudadano sea protagonista de una política participativa. Por la respuesta recibida se puede pensar que no había desinterés político, sino rechazo a una forma de hacer política.
La reacción mayoritaria de los partidos políticos tradicionales ha seguido su lógica de funcionamiento habitual: Hay un barco más pescando votos, ¿está en nuestro mismo caladero? ¿cuánto puede pescar? Y, cuando se comprueba su éxito en votos y encuestas, despierta el interés de los que se dedican al marketing político en los partidos que se plantean qué técnicas pueden copiar y de qué forma se les ha de combatir.
Pero tras esta reacción del primer momento se puede ir abriendo paso la necesaria reflexión. La práctica política española se ha anquilosado por la dinámica que los dirigentes políticos han implantado en y desde sus partidos, y es necesaria una renovación que rescate la democracia con todos sus atributos, separación de poderes, transparencia, rendición de cuentas, debate público y participación ciudadana.
Despertar el interés ciudadano por la política, su participación, provocar una renovación en el funcionamiento de los partidos políticos y en la práctica política, pueden ser las principales aportaciones de esta original formación que es Podemos.
 

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